Portada del artículo Eneagrama de la personalidad: una construcción sin base empírica, con símbolo geométrico del eneagrama sobre fondo beige minimalista.

Eneagrama: Un modelo sin evidencia en la psicología científica.

El eneagrama ha sido promovido como una herramienta de autoconocimiento y crecimiento personal, especialmente en entornos terapéuticos, educativos y organizacionales. No obstante, una revisión crítica y sistemática revela que el modelo carece de validez científica, fundamentos metodológicos y respaldo empírico. Este artículo explora el origen no científico del eneagrama, revisa la evidencia empírica disponible, evalúa su desempeño psicométrico mediante análisis factoriales y estadísticas aplicadas, y expone los riesgos éticos de su aplicación profesional.

Palabras clave: eneagrama, personalidad, pseudociencia, validez empírica, psicometría, análisis factorial, psicología científica.


Introducción

La psicología como ciencia exige modelos explicativos basados en evidencia empírica, criterios de falsabilidad (Popper, 1934), replicabilidad, y capacidad predictiva. Desde esta perspectiva, cualquier herramienta de evaluación o categorización debe pasar por procesos rigurosos de validación psicométrica. El eneagrama, pese a su popularidad, no cumple con estos estándares mínimos, y su uso dentro de contextos clínicos o educativos representa un riesgo ético y técnico considerable.


Orígenes esotéricos y falta de definición operacional

El eneagrama no se originó en el campo de la psicología científica, ni fue desarrollado como una herramienta de evaluación empírica. Sus raíces provienen de tradiciones místicas y esotéricas antiguas, con influencias del pensamiento sufí, la Cábala y el neoplatonismo.

El símbolo del eneagrama —la figura geométrica de nueve puntos conectados en una estrella sobre un círculo— fue introducido en Occidente por George Ivanovich Gurdjieff (1866–1949), un maestro místico de origen armenio-georgiano, quien afirmaba que el símbolo era una herramienta sagrada capaz de explicar las leyes universales del cosmos, el alma humana y el ritmo del universo (Ouspensky, 1949).

Gurdjieff no lo aplicó jamás como sistema de personalidad, sino como una figura simbólica para representar procesos espirituales. La asociación del símbolo con tipologías humanas no aparece sino hasta décadas después.

Posteriormente, el filósofo boliviano Óscar Ichazo, fundador de la escuela Arica, reinterpretó el símbolo en la década de 1950, y fue el primero en asignar “fijaciones del ego” a los nueve puntos del eneagrama, asociándolos con los pecados capitales, lo cual implicaba una visión profundamente espiritualista y metafísica del ser humano (Ichazo, citado en Almaas, 2000).

Más tarde, Claudio Naranjo (1932–2019), psiquiatra chileno influenciado por el movimiento de la psicología humanista (en especial por Fritz Perls y el enfoque gestáltico), expandió y divulgó el modelo de Ichazo. Naranjo integró ideas de Freud, Jung, Reich y otros autores de las tradiciones humanistas y transpersonales para desarrollar los llamados “eneatipos” de personalidad, incorporando nociones subjetivas como mecanismos de defensa y estructuras del ego (Naranjo, 1990).

Es importante señalar que ni Ichazo ni Naranjo sometieron su modelo a procesos de validación empírica, ni publicaron en revistas científicas revisadas por pares. Los desarrollos del eneagrama se transmitieron principalmente mediante talleres experienciales, libros de divulgación y testimonios de transformación personal, lo que sitúa su expansión en el terreno de las prácticas para-científicas y espirituales, no académicas.

“Gurdjieff’s Enneagram was never intended as a typology of personality. Its transformation into such was a later interpretive overlay by Ichazo and Naranjo, ungrounded in empirical research.”
— Brown, 2009

A pesar de su carácter místico y no falsable, el modelo fue adoptado por múltiples escuelas de coaching, espiritualidad contemporánea y psicoterapia alternativa, sin pasar por ningún proceso de validación estadística ni operacionalización psicométrica. La falta de criterios diagnósticos definidos, y su estructura narrativa centrada en el “ego” y la “esencia”, refuerzan su estatus como una construcción metafórica más cercana a la literatura espiritual que a la psicología científica.

“The enneagram is not a psychological model. It is a spiritual map retrofitted into psychological discourse, devoid of operational definitions, and resistant to empirical testing.”
— Tavella & Forero, 2017


Ausencia de validez y confiabilidad

Los estudios empíricos sobre el eneagrama son escasos, mal diseñados y rara vez publicados en revistas indexadas. La revisión de Newgent et al. (2004) encontró una ausencia sistemática de evidencia de validez factorial, predictiva y concurrente. Ningún estudio ha logrado replicar con consistencia las categorías propuestas, ni demostrar que estas predicen conductas, emociones o patrones de pensamiento de forma fiable.

Tampoco se ha demostrado estabilidad temporal en las categorías asignadas, lo cual invalida su uso como medida de rasgos duraderos. En pruebas test-retest, los individuos suelen cambiar de “tipo” con facilidad, lo cual indica que las clasificaciones son altamente subjetivas y dependientes del contexto o del estado de ánimo al momento de responder.

Análisis factorial y estructura interna

Diversos intentos de validar la estructura del eneagrama mediante análisis factorial han fracasado. Daniels et al. (2000) evaluaron a 970 sujetos con una batería de ítems basados en eneatipos y encontraron altos niveles de colinealidad, estructuras inestables, y saturaciones cruzadas que impiden una estructura factorial replicable.

En términos psicométricos, no se ha logrado establecer un α de Cronbach adecuado (>0.70) de manera consistente en los supuestos subtipos, y los análisis confirmatorios arrojan ajustes pobres (CFI < 0.80, RMSEA > 0.10).

Validez convergente y discriminante

Newgent et al. (2004), en una muestra de 324 participantes, analizaron las correlaciones del eneagrama con el NEO PI-R y el MMPI-2, encontrando coeficientes de Pearson entre .12 y .29, lo que indica correlaciones débiles e inconsistentes, insuficientes para inferir equivalencias entre modelos.

“The Enneagram types demonstrated minimal relationships with established personality constructs.”
— Newgent et al., 2004


Efectos cognitivos sesgados: el fenómeno Forer

El aparente “acierto” del eneagrama suele explicarse por el efecto Forer o sesgo de validación personal (Forer, 1949): las personas tienden a aceptar descripciones generales como altamente precisas para ellas mismas. Este mismo efecto es aprovechado por los horóscopos y test de personalidad no científicos.

Este fenómeno ha sido replicado en múltiples estudios (por ejemplo, Furnham & Schofield, 1987), evidenciando que la percepción de exactitud no es una prueba de validez, sino un efecto psicológico predecible.

Confiabilidad: test-retest e interjueces

Los estudios sobre confiabilidad son escasos. Sin embargo, Sutton et al. (2006) identificaron que los sujetos cambiaban de “tipo” en un plazo tan corto como dos semanas, lo que pone en duda cualquier pretensión de estabilidad. La confiabilidad test-retest reportada en varios estudios oscila entre r = .38 y .51, lejos del mínimo aceptable para instrumentos diagnósticos.

La confiabilidad interjueces tampoco ha sido establecida empíricamente. Pruebas donde evaluadores categorizan al mismo sujeto con base en descripciones abiertas resultan en coincidencias inferiores al 40% (Daniels et al., 2000).


Riesgos de su uso clínico y educativo

La aplicación del eneagrama en entornos clínicos representa un riesgo ético y técnico. Clasificar a una persona dentro de una tipología rígida sin criterios diagnósticos validados puede reforzar sesgos, limitar el análisis de la conducta y sustituir intervenciones basadas en evidencia por etiquetas arbitrarias.

Además, su uso puede fomentar explicaciones esencialistas del comportamiento (por ejemplo: “soy tipo 4, por eso reacciono así”), promoviendo una visión estática y poco contextual del individuo, incompatible con la comprensión científica del comportamiento humano.


Conclusión

El eneagrama no es un modelo psicológico válido ni confiable. No cumple con los criterios mínimos exigibles a cualquier instrumento científico: definición clara de variables, posibilidad de refutación, replicabilidad y utilidad predictiva. Su uso persiste por su atractivo narrativo, pero no debe confundirse con herramientas psicológicas serias. La psicología, como disciplina científica, requiere evidencia, no intuición ni relatos simbólicos.


Referencias

  • Forer, B. R. (1949). The fallacy of personal validation: A classroom demonstration of gullibility. The Journal of Abnormal and Social Psychology, 44(1), 118–123.
  • Furnham, A., & Schofield, S. (1987). Accepting personality test feedback: Effects of the Big Five and the Barnum effect. Journal of Research in Personality, 21(4), 454–462.
  • Newgent, R. A., Parr, P. H., Newman, I., & Higgins, K. K. (2004). The Enneagram: Relationships with the MMPI–2 and the NEO PI–R. Journal of Counseling & Development, 82(4), 420–427.
  • Popper, K. (1934). The Logic of Scientific Discovery. Vienna: Springer.

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Berenice Hinojosa Mendoza es una psicóloga clínica con una Maestría en Desarrollo Humano, reconocida por su enfoque en mejorar el bienestar emocional de sus pacientes a través de una atención cercana y fundamentada en la ciencia. Con amplia experiencia en autoestima, relaciones personales y desarrollo personal, Berenice ofrece un acompañamiento profesional y humano en sus clínicas de Michoacán, ubicadas en Cd. Hidalgo y Maravatío. Su compromiso con la psicología basada en evidencia y su dedicación a la ética profesional la distinguen en el campo de la salud mental.

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